Estuvo de fiesta la masonería en Oaxaca este sábado 21 de julio. En efecto, después de un desayuno en el hotel Hacienda la Noria, quienes constituirían el capítulo Oaxaca del rito York, se dirigieron a la vecina ciudad de Ocotlán.
En este tranquilo y hermoso lugar de los valles centrales, se realizaron los trabajos para constituir el Capítulo Oaxaca de Masones del Real Arco, organización masónica del rito yorkino. Con la presencia de importantes personalidades del Gran Capítulo de los Estados Unidos Mexicanos como: el Dr. Carlos Quintanilla Yerena, El Dr. Sergio Fish Leather, del Maestro Alejandro Reyes Bravo, además del Maestro Andrés Sánchez Juárez, los trabajos se realizaron en el marco, previamente consagrado, de la excatedral de Santo Domingo Ocotlán, edificio hermosamente restaurado gracias a la incansable labor del maestro Rodolfo Morales, continuada después por su voluntad, por la Fundación que lleva su nombre.
El rito yorkino, considerado por los expertos como el más apegado a la ancestral tradición masónica, agrupa a un verdadero cuerpo de élite de los Hijos de la Viuda; quizás por eso, el Gran Capítulo de masones del Real Arco hayan decidido instalar en Oaxaca, estado en el que se vive un relajamiento de la masonería, un capítulo yorkino para reforzar esta noble tradición juarista.
No faltan quienes asocian la instalación de un capítulo del rito York con la crisis política que hoy vive Oaxaca al calificarlo un intento de las altas esferas de la masonería por sustituir con hombres de probada honestidad y capacidad a los desgastados clanes de la política local y evitar con ello que la ultraderecha se apodere de los espacios de poder o la ultraizquierda lleve a la ruina a Oaxaca y a México.
Los masones niegan enfáticamente que su orden tenga que ver con la política, las ansias de poder o con rituales inconfesables. Por el contrario, afirman que la Orden es una institución de hombres libres que ponen lo mejor de ellos al servicio de la humanidad, para lo cual se forman en una rígida disciplina, en la práctica de altos valores morales y en el constante ejercicio de su razón.
El general Antonio de León podría ser un ejemplo de lo anterior. Prohombre oaxaqueño del siglo XIX, fue el representante del rito yorkino en Oaxaca y quien impulsó su institución en el estado. Sin embargo, por alguna razón, fue el rito escocés el que se extendió en nuestro territorio, por eso los hoy nuevos Maestros de la Marca, piensan que la constitución de un capítulo yorkino establece un hito en la historia de la masonería en nuestra entidad al representar la continuación de la obra del general Antonio de León después de más de un siglo de impasse.
Después de sus trabajos preliminares, los miembros instituyentes del rito yorkino, fueron invitados a comer en la Casa Museo de Rodolfo Morales. Entre risas y comentarios alegres, los masones disfrutaron de las ricas viandas oaxaqueñas con ese inconfundible sabor ocoteco
El turismo recreativo puede no venir aquí por temor a los disturbios y por la mala propaganda que le han hecho al estado, decía uno de los comensales, pero nosotros los masones debemos estar donde más se nos necesita y ahora es Oaxaca.
Después de comer y escuchar las palabras de quienes los llamaban a continuar con ahínco los pesados trabajos de pase de un rito a otro, el grupo se retiró a su claustro y terminó sus trabajos cerca de la media noche.
Comenzaron a circular rumores de que fuerzas federales habían llegado a la ciudad de Oaxaca, de que los grupos extremistas de la APPO y la Sección 22 del SNTE se preparaban para sabotear las fiestas del Lunes del Cerro; se les preguntó que opinaban al respecto. Un alto dignatario masón comentó que lamentaban lo que ocurría en el estado; pero que la Orden no tenía ingerencia en la política, que su labor se orientaba en principio en fomentar la práctica de las virtudes. No nos apresuran ni las críticas ni las crisis, dijo, haremos lo que nos corresponde con un alto sentido de la responsabilidad para con nuestra institución y nuestros semejantes. En este momento nuestra tarea es fortalecer y apoyar a la masonería en Oaxaca. Es falso que seamos una élite, estamos abiertos a todos los hermanos, pero somos muy selectivos porque no queremos poner en riesgo el cumplimiento de nuestros compromisos.
Comenzaba a llover de nuevo en Ocotlán. Un cielo encapotado no dejaba ver las estrellas; pero un extraño brillo nebuloso iluminaba la noche como si miles de astros pulverizados incendiaran las nubes con su luz fría. Uno por uno los masones comenzaron a abordar sus autos tratando de cubrirse de la pertinaz llovizna.
Sonriente, me despedí de ellos con el brazo en alto. Sabrán cumplir con su cometido. ¡Qué así sea!, pensé, preparándome ya para volver a Oaxaca.
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