El día de ayer, 4 de noviembre, falleció el secretario de gobernación Juan Camilo Mouriño, amigo y cercano colaborador del Presidente Felipe Calderón. En el accidente aéreo, murieron otras once personas, miembros de la tripulación, funcionarios de la secretaría y transeúntes; otros afectados, al menos veinte más, se encuentran hospitalizados y no se descarta la posibilidad de que otros fallezcan.
Ayer mismo el Presidente dirigió un mensaje al país, en el que lamentó lo sucedido y convocó a continuar trabajando hasta lograr los propósitos fijados.
Felipe Calderón, aunque consternado, no mostró indecisión ni temor. Su voz, trémula, sonó también clara, como lo fueron los compromisos que en el momento asumió de cara a la nación.
Pero lo que se dice del Presidente, no se puede afirmar del ciudadano común. La noticia cayó como un balde de agua fría sobre los que se enteraron al momento. Quienes lo hacen hoy, no serán inmunes al desconcierto y al temor. Por eso mismo es importante que las causas de la tragedia sean investigadas exhaustivamente, y los resultados presentados con claridad y suficiencia a la ciudadanía. La confianza de la población en su gobierno, y tener una propuesta clara de acción, son condiciones clave en estos momentos.
El peor error sería ocultar información sobre lo ocurrido. La sociedad está madura para conocer lo que sea necesario; de otra manera, el temor y la especulación darán paso a la desconfianza y al reproche, cuando lo que se necesita ahora es la unidad activa de la nación.
El Presidente tomará la difícil decisión de nombrar a quien sustituya a Juan Camilo Mouriño en el cargo. El que sea designado para el cargo, tendrá frente a él un panorama nacional complicado: una crisis económica internacional que tendrá repercusiones en la gobernabilidad del país; el crimen organizado podría ver en lo sucedido a un Estado vulnerable y repuntar; la oposición al gobierno, verá una oportunidad para presionar y negociar posiciones la víspera de un año de elecciones federales; pero lo principal será superar la crisis económica, mantener el estado de derecho y construir la unidad nacional.
Por lo pronto, el equipo que investigue lo sucedido en el desastre aéreo, deberá manejarse con transparencia y no excluir ninguna hipótesis en la explicación del hecho. Podría incluso ser conveniente que una comisión del congreso federal, le dé seguimiento a todo el proceso y presente un informe en su momento. El objetivo deberá ser siempre darle confianza a la población de que, a pesar de lo difícil de la situación, su gobierno se conduce con transparencia, claridad de propósitos y firmeza en sus decisiones.
Las fuerzas políticas del país deben contribuir a la unidad nacional, a la reforma y fortalecimiento del Estado, que al final de cuentas es la nave que pretenden legítimamente conducir, y sería un despropósito aprovechar cualquier circunstancia para debilitarlo.
Nuestro más sentido pésame al Presidente y a los familiares de los fallecidos. Conservar la calma, mantenernos informados, opinar con libertad, respetar las leyes en el ejercicio de nuestros derechos ciudadanos, y trabajar con intensidad, por nuestras familias y el país, es lo que nos toca hacer a todos.
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