viernes, 6 de marzo de 2009

¡MEJOREMOS LA POLÍTICA!

Hace unos días, un amigo mío dedicado a la política y al gobierno, se quejaba de que en México la situación iba de mal en peor, y que era necesaria una reforma profunda, sino es que una verdadera revolución para que las cosas comenzaran a mejorar.
Sus lamentaciones me hicieron reflexionar acerca de algo que me dijo: es necesario ampliar la participación de los ciudadanos en la construcción de sus gobiernos.
Me pidió que pensara al respecto y que volviéramos a platicar después. Como el tema me motivó profundamente, pero no soy experto en la materia, ni mucho menos, le prometí darle mi opinión, y sólo mi simple opinión al respecto.
Lo que sigue, son algunas de mis reflexiones:

1. En las democracias modernas, los gobiernos se integran principalmente a partir de dos subsistemas: el de las instituciones existentes y el de los partidos políticos. El resto de los subsistemas sociales está constituido por instituciones y organizaciones que forman parte de la sociedad civil o económica, y que en la tradición sociológica y jurídica se identificaban antes con lo privado.
2. En el modelo democrático de construcción de gobierno, mediante un subsistema de partidos políticos, se parte de cuatro supuestos principales:
a. Los partidos políticos son de interés público, en tanto representan intereses de un sector de la ciudadanía, que se organiza en él para construir el gobierno.
b. Los partidos políticos, en su régimen interno, son también democráticos como el sistema que les da vigencia; porque si no lo fueran, perderían la capacidad de representar al sector de la ciudadanía, cuyos intereses presuntamente asumen como propios.
c. La competencia entre los partidos que pretenden construir el gobierno, es justa y perfecta, es decir se da entre iguales y se regula a todos por igual, sin interferencias extrañas.
d. El subsistema de los partidos, es eficiente y eficaz para los fines de la sociedad; es decir, económico, moralmente aceptable, legalmente viable y con él se logran construir buenos gobiernos.
3. Una revisión del estado de estos cuatro supuestos en México, llevaría a la conclusión, que en efecto, nuestro subsistema de partidos políticos no los cumple:
a. Se observa que, al interior de los partidos, no existe una vida democrática en la integración de sus órganos de dirección, ni en la elección de sus candidatos para la construcción de gobiernos; por lo que no se cumple el supuesto (b) y por tanto tampoco el (a). Por este sólo hecho, en un análisis o evaluación de los partidos políticos, se justificaría que perdieran su naturaleza de instituciones de interés público.
b. Aún cuando en el estado del supuesto (c) se han tenido avances importantes, el marco normativo actual no permite afirmar que el proceso de competencia entre los partidos sea plenamente justo y se dé en condiciones de total equidad. Esto significa que los procesos electorales no reflejan exclusivamente la voluntad ciudadana; sino la influencia de otros factores que no pertenecen al subsistema, y que se sirven de él para sus propios fines y no para construir buenos gobiernos.
c. Independientemente de que el inciso (b) permite concluir que el actual subsistema de partidos no facilita el construir buenos gobiernos, existen además otras cuestiones: ¿Con cuántos partidos el subsistema funcionaría de manera eficiente y eficaz? ¿Cuál es el monto que el subsistema económico debe transferir al político, para que el subsistema de partidos se considere eficiente? ¿Cuál es el código ético que hace al subsistema de partidos políticos aceptable para la construcción de buenos gobiernos? Estas y otras preguntas están en México sin respuestas.
4. Existen otros modelos para formar buenos gobiernos, en ellos se sustituye a los partidos por procesos organizados desde la sociedad civil. Estos modelos se basan en procesos de selección de “abajo” hacia “arriba”, para integrar organismos colegiados de representación política de la ciudadanía, tomando como base la territorialidad: barrio, agencia, municipio, región, estado y nación. La competencia en estos subsistemas se da entre ciudadanos de manera directa, ya que su punto de partida es el barrio, un territorio pequeño en el que todos se conocen. Una vez que se integra la representación política del barrio, ésta compite en el nivel siguiente y así sucesivamente. En cada nivel, con los representantes electos, se integra un gobierno de barrio, agencia, municipio, estado o nación, designando a cada representante un cargo. Los supuestos en los que se basa este modelo democrático son los siguientes:
a. Los individuos de una sociedad tienen, motu propio, interés en representar a sus conciudadanos y formar parte del gobierno del nivel territorial en el que compiten.
b. La competencia entre los individuos, independientemente del nivel en el que se da, es justa y perfecta.
c. La sucesiva exclusión de los ciudadanos elegibles, en el proceso de elección por niveles, no disminuye la representatividad, sino la depura y mejora.
d. Al combinar el proceso de integración de representatividad, con el de formación de buenos gobiernos, hace que este modelo sea altamente eficiente y eficaz.
5. Una revisión superficial de los países donde opera un modelo semejante a éste, permite apreciar lo siguiente:
a. Los individuos no siempre tienen interés en participar y menos en representar intereses de sus conciudadanos y gobernar. Por eso en estos países se da énfasis a la educación política, ya que el supuesto primero no se cumple plenamente.
b. El segundo supuesto es aún más difícil de cumplir, en la medida en que la representación se integra en ámbitos cada vez más exclusivos, se corre el riesgo de que grupos minoritarios controlen todo el proceso al tener acceso a los recursos del poder. Lo anterior, permite afirmar que, en ese sentido, el supuesto ( c ) no se cumple plenamente.
c. El supuesto ( d ) hace muy atractivo este modelo porque, en efecto, es mucho más eficiente y eficaz; el problema es que a largo plazo, esas cualidades se pierden cuando en la cúpula se constituyen grupos privilegiados y la democracia inicial adquiere rasgos de dictadura.
6. El tercer modelo de sociedad democrática es el llamado neocorporativo. Este modelo parte de que el solo subsistema de partidos no es suficiente, porque no logra cumplir todos sus supuestos, y por tanto no permite construir buenos gobiernos. En este modelo, para superar las deficiencias de los partidos, se organizan o reconocen, agrupaciones o grupos de interés, es decir organizaciones sociales, no políticas, sino económicas, religiosas o de cualquier otro tipo, que se instituyen para defender sus intereses y a los cuales, el gobierno legítimo, les confiere ciertas atribuciones, que anteriormente eran facultades reservadas al gobierno legal y legítimamente constituido. De esta manera, dichas organizaciones se convierten en “gobiernos privados”, que son capaces de constituirse en interlocutores colectivos del gobierno y responsables ante la sociedad de sus decisiones y actuaciones, y ya no como “poderes ocultos” o “grupos de presión”. En algunos países de Europa, se ha observado una tendencia a utilizar este modelo. Los supuestos del mismo, además de los atribuidos al modelo de los sistemas de partido son los siguientes:
a. Los grupos de interés, pueden autoregularse de modo que no lesionan los intereses del resto de la sociedad.
b. Su vida interna, no necesariamente democrática, sino meritocrática, plutocrática o hierocrática, no afecta la representación de sus intereses.
c. Fortalece la construcción de buenos gobiernos, en tanto descarga responsabilidades ejecutivas de la burocracia Estatal, y acepta las suyas ante la sociedad y el orden jurídico establecido.
d. Su eficacia, no depende de su eficiencia, sino del equilibrio que se establezca con el resto de la sociedad, es decir, de que se cumpla el supuesto (a)
7. No existen aún experiencias que puedan ser evaluadas como regímenes políticos totalmente neocorporativos.
8. Llamaremos al primer modelo, modelo democrático de partidos políticos. Al segundo, modelo democrático de consejos populares, y al tercero modelo democrático neocorporativo.
9. Cada uno de ellos presenta restricciones a la participación ciudadana directa, en la construcción de buenos gobiernos. Quizás lo más recomendable, sería concebir un proceso de perfeccionamiento democrático de la sociedad, considerando sus posibles combinaciones como “etapas” que permitieran, a la sociedad en evolución, adoptar aquella que le fuera más eficiente y eficaz para la construcción de buenos gobiernos.

Con lo anterior, no afirmo que esto soluciones el problema del desarrollo y el bienestar de la población, en el que intervienen otros subsistemas de la sociedad; sino el asunto exclusivo de formar buenos gobiernos, es decir, aquellos que siendo eficientes y eficaces en el cumplimiento de sus encomiendas, representan al interés de la sociedad en su conjunto; todo ello en mayor o menor grado, pero siempre en estricto apego al orden jurídico.

No creo resolver con esto la inquietud y preocupación de mi amigo; pero creo que, sin ninguna otra pretensión, podría dar lugar a otra charla amena.

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