Hace unos días nos encontramos, un viejo amigo y yo. Él estaba tomando un café en uno de nuestros hermosos portales, y yo caminaba distraído. Cuando me vio se levantó de su silla y me saludó efusivo.
Me invitó un café, que acepté gustoso, y por algunos minutos, disfruté de recordar viejos tiempos, mientras saboreaba el café; aunque un poco triste, pues veía cómo nuestra plaza de armas, estaba invadida por gente inconforme, como la hay en todas partes del mundo.
A mi amigo lo conocí hace años, allá por el lejano 1978 o 1979. Acostumbrábamos entonces leer libros en voz alta por la noche, y terminar su lectura hasta la mañana siguiente.
Por aquellos años él vivía en un cuarto que compartía con otro amigo. Dos catres, una mesa y dos sillas, eran todo el mobiliario; una estufa, un viejo sartén, la cafetera y unas tasas, hacían las veces de cocina. Allí pasábamos horas platicando y tomando café; leíamos como locos libros de astronomía, física o cualquier otra ciencia “dura”, y cuando nos cansábamos, salíamos a ver las estrellas.
Nos encantaba identificar constelaciones a ojo pelón, llamar por su nombre a las estrellas de mayor magnitud y comentar la inmensidad de su distancia de nuestro sol, en años luz. Hacer eso nos hacía tomar conciencia de nuestra insignificancia, de la mezquindad de nuestros problemas y de lo frágil de nuestra situación en un universo hostil, agresivo.
La especie humana no parece percatarse de eso. Sigue en guerra consigo misma, destruye a otras especies, mientras se reproduce infatigablemente y con ello, acaba con los recursos naturales del planeta, como una plaga incontenible. ¿ Qué aporta la especie humana al planeta? Nada.
La humilde lombriz de tierra, cada vez que defeca, llena de nutrientes la tierra y más aún cuando muere. Si las plantas fueran idólatras, sus dioses no serían humanos en el más estricto sentido del término. Adorarían a las bacterias, a los insectos, a uno que otro vertebrado; pero sobre todo al sol y al agua.
El agua es particularmente importante, porque dependemos absolutamente de ella. En el mundo hay una cantidad constante de agua. Cuando supe eso, quedé anonadado. Lo anterior significa que si se incrementa el número de seres vivos que consumimos agua, la porción de agua que nos toque, disminuirá, hasta no ser suficiente para nuestra supervivencia. En otras palabras, si no cuidamos el equilibrio, no en nuestro consumo, que también es importante, sino entre el número de seres vivos existentes y la cantidad de agua disponible, moriremos irremediablemente.
En aquellos años esos eran los problemas que nos preocupaban. Tratábamos de percibir, lo más claramente, nuestra situación en el mundo, y aquello que hacía posible continuar nuestra presencia en él como especie, sin dañar a los demás.
Recordamos eso en nuestra charla de café y nos dimos cuenta de que las cosas empeoran en lugar de mejorar y que poco hemos hecho para evitarlo.
A propósito de problemas, me dijo mi amigo, ¿qué se ha hecho para rezonificar al magisterio y dejar esto resuelto de una buena vez? Me quedé un rato pensativo, y al fin, animado le dije: te explicaré brevemente y tu sacarás tus propias conclusiones.
Después de la firma del Acuerdo para la Modernización de la Educación Básica y Normal ,y la transferencia de los servicios educativos a los estados de la república, en 1992, el presidente Zedillo convino con el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), la rezonificación de los salarios profesionales. Lo anterior significaba la desaparición de las zonas económicas I y II, para que sólo quedara la III. En 1995, desapareció la zona económica I y quedaron vigentes la II y la III.
Por alguna razón, el gobierno federal y el SNTE, decidieron dar marcha atrás con el programa de rezonificación, y en su lugar aplicaron una política de homologación de salarios, es decir, crearon el concepto de Compensación Provisional Compactable (CPC), para que mediante él, se les hiciera a los maestros ubicados en la zona II, un pago que disminuyera la diferencia entre sus salarios, y los que perciben aquellos ubicados en la zona económica III.
Esta política de homologación de salarios, es diferente al programa convenido de rezonificación, ya que éste pretendía eliminar las zonas I y II, en tanto que el actual, sólo se propone homologar los salarios, hacerlos equiparables con el tiempo, sin llegar a igualarlos del todo. ¿Por qué? Porque con los incrementos que cada año reciben los maestros, aplicables a su salario tabular (concepto 07), las diferencias entre los de una zona y la otra, vuelven a aparecer; entonces, es un cuento de nunca acabar.
Mi amigo preguntó: ¿Por qué entonces en el 2006 los maestros insistían en que se les otorgaran un poco más de 1,500 millones de pesos y afirmaban que el problema estaría resuelto? Le contesté resignado: Porque con ese dinero, quedaría HOMOLOGADA la mayoría; pero no rezonificados. La rezonificación sólo se logrará, al desaparecer la zona económica II.
Sin embargo, aun y cuando el gobierno federal les otorgara ese dinero, el problema volvería a presentarse otra vez, al incrementarse el salario de los maestros de la zona III.
En el 2006, el gobierno federal acordó con los maestros, destinar al estado de Oaxaca, un monto tal, que en un cierto número de años, permitiera homologar a todos los trabajadores de la educación de la entidad, acuerdo que no ha cumplido; pero que de todos modos, no resolvería el problema.
Mi amigo sorprendido me preguntó: ¿ Esto lo sabe el gobierno federal? Desde luego, le dije- sabe también que el gobierno del estado de Oaxaca, desde 1996, ha contribuido, de común acuerdo con los maestros, con recursos adicionales, para que en Oaxaca la homologación fuera más rápida, pero, como ya te dije, esto no resuelve el problema.
¡Vaya!, me dijo mi amigo desanimado, si esto lo supiera el Presidente Calderón, ¿no crees que pactaría con Elba Esther Gordillo la famosa rezonificación? Después de todo a ella le convendría, pues quedaría como heroína, no sólo del magisterio, sino de todos los trabajadores al servicio del Estado.
Es posible, respondí, aunque ahora con la crisis es más difícil que tomen decisiones de ese tipo. Pero, como quiera que sea, los trabajadores de la educación en Oaxaca, le dan prioridad a su lucha contra la Alianza por la Calidad de la Educación y por un programa alternativo para Oaxaca. Mi amigo movió la cabeza, como negando una realidad absurda.
Nos despedimos con la promesa de volver a vernos. No será ya en su diminuta habitación para leer hasta el amanecer; o para salir a observar la grandiosidad del universo desde la oscuridad de la noche. Tampoco será en los portales de la plaza de armas de Oaxaca, porque pronto estará ocupada por los maestros, la APPO y por quienes quieran protestar, ahora que la crisis económica hace propicias y justificadas las protestas.
Me levanté de la mesa, pero antes de irme mi amigo me retuvo y dijo: ¿Por qué no escribes sobre esto? Lo pensaré le contesté.
No tuve que meditarlo mucho; decidí hacerlo, aunque hubiera preferido contar más sobre aquellas noches luminosas, en las que disfrutaba observando las estrellas.
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