No hay sueño más hermoso para algunos científicos sociales, que hacer de su disciplina algo similar a la física; una ciencia, en la que unas cuantas ecuaciones matemáticas, puedan describir y predecir el comportamiento de sus fenómenos.
Este sueño, tiene ya una larga historia, podría incluso pensarse que se adjunta al nacimiento de las ciencias sociales. Desde luego, tuvo sus críticas y no fueron pocos los que reprobando cualquier intento de “formalizar” a sus disciplinas, rechazaron tajantemente la intromisión de las matemáticas.
En el campo de la educación sucedió algo similar a finales de la década de los años sesenta. La revolución que trajo la teoría general de los sistemas del alemán Ludwig von Bertalanffy, inspiró a economistas, pero sobre todo a los planificadores del desarrollo y los llevó a pensar que el momento de trasformar a sus disciplinas en verdaderas ciencias había llegado e inundaron de modelos matemáticos los manuales escolares, los estudios de diagnóstico y los análisis de los “sistemas” educativos.
Recuerdo en especial, aquellas maravillosas ecuaciones matriciales que nos permitían “pronosticar” la población escolar de un país, o una región, y simular diversos escenarios de su comportamiento. Más aún, comenzamos a realizar estudios de “eficiencia”, aplicando la función-producción de la educación, que era un modelo matemático para estimar la cantidad óptima de: tiempo de clase, material didáctico, libros, etc., requeridos para elevar la eficiencia del maestro, y por tanto de los alumnos.
La cosa fue aún más lejos. Los modelos matemáticos se comenzaron a aplicar en el diseño de planes y programas de estudio, planeación didáctica y evaluación. Complejos recursos matemáticos venidos de diversas ramas de esa ciencia como: la teoría de gráfos, análisis de redes, análisis de campo, algebra matricial, subconjuntos borrosos, y no se diga la estadística, los modelos econométricos, y la teoría de la medición en evaluación.
Desde luego, esta fiebre por “matematizar” el campo educativo, tuvo también su respuesta. Pedagogos y educadores influenciados por los planteamientos de la filosofía y la sociología crítica alemana sometieron a revisión aquellos usos y abusos de las matemáticas y propusieron un enfoque menos “positivista” de la investigación social y de las ciencias de la educación.
Esta crítica, aún tiene ecos. Nada menos que Anatole Kaletsky, publicó en la revista Este País, del mes de junio de este año, un artículo intitulado: “Adios, homo economicus”. En él hace una interesante crítica a sus colegas los economistas, por el abuso de las matemáticas, y más aún; señala que debido a estos irresponsables académicos, se debe en mucho la crisis que estamos viviendo, ya que les hicieron creer a los gobierno neoliberales, que es posible manejar la economía como si todo fuera totalmente racional y predecible, cosa que desde luego, aquellos estaban deseosos de escuchar. En pocas palabras, les sobaron el ego y les proporcionaron las herramientas para hacer de la economía mundial una piltrafa.
Ya hace más de diez años, Alan Sokal y Jean Bricmont se rieron de los desaforados intentos de algunos académicos de las ciencias sociales, por querer aparentar mayor “cientificidad” al emplear un lenguaje pretendidamente matemático en sus elucubraciones. No pocos cayeron en esa tentación, la gama va de Jacques Lacan a Gilles Deleuze.
No crea el lector que rechazo el empleo de las matemáticas o en general el uso de las técnicas y métodos cuantitativos, en las ciencias sociales; por el contrario, creo que su uso riguroso permite, en ocasiones, un mejor acercamiento a la realidad. Cito los ejemplos del método de Micro –Planeación Educativa, aplicado en México con éxito por el Dr. Juan Prawda, los métodos cuasi-experimentales empleados en la observación de docentes en clase, para medir la interacción con sus alumnos; o el uso de recursos informáticos en la investigación histórica. Esto indica que las técnicas cuantitativas pueden aplicarse a las ciencias sociales, incluso a las disciplinas humanistas, siempre y cuando se cumplan ciertos requisitos.
Por cierto, hace unos días, se presentaron con bombo y platillo, los resultados de un estudio internacional realizado por expertos de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), denominado TALIS, por sus siglas en inglés ( Teaching And Learning International Survey).
El proyecto TALIS, se enmarca en los esfuerzos de la OCDE para construir un conjunto de indicadores del sistema educativo, cuya medición permita estudios comparativos entre los países miembros, que a la larga, permitan a su vez, definir políticas para mejorar dichos sistemas y sus resultados.
En este caso, TALIS, tiene como propósito realizar estudios para proveer, de manera económica y oportuna, indicadores internacionales y análisis relevantes, acerca de los maestros y su enseñanza, para apoyar a los países miembros, a desarrollar políticas orientadas a crear condiciones adecuadas para una escuela efectiva.
El pasado16 de junio, en una ceremonia especial, la OCDE presentó los resultados de TALIS para nuestro país. En el evento estuvieron: el Secretario Alonso Lujambio, Ángel Gurría (Secretario General de la OCDE) y Andreas Schleicher, entre otros.
El estudio piloto del TALIS, se realizó entre Septiembre y Octubre de 2006, en el 2007 se realizaron las pruebas de campo y la aplicación de la encuesta a los diversos países. Durante el 2008 se realizó el análisis de los resultados y, mismos que se presentaron hace unos días.
El TALIS utiliza una muestra de 200 escuelas secundarias, de la que se seleccionan aleatoriamente 20 maestros, es decir utiliza una muestra de 4000 sujetos en promedio por país, a quienes se les aplica un cuestionario sobre diversos temas, referidos a la enseñanza y al ambiente escolar de la misma.
En un apretado resumen, los resultados para nuestro país son los siguientes:
1. Los maestros mexicanos afirman que pierden cerca del 13% del tiempo de clase (6.7 minutos), en poner orden en su salón. Ocupan 8.5 minutos (17%) en actividades administrativas, es decir, en total, pierden 15.12 minutos antes de iniciar la clase que dura 50.
2. “Auto-eficacia”. El estudio identifica con este término, la opinión que sobre sí mismo tiene el maestro acerca su capacidad de procurar una buena educación. En este aspecto, los maestros mexicanos son los que obtuvieron mayor puntaje internacional. Sin embargo, fueron los que reportaron mayor insatisfacción con sus condiciones de trabajo.
3. La mayor “auto-eficacia” se asocia con una mayor oportunidad de desarrollo profesional; sin embargo, se encontró que los maestros y directores que no han recibido ningún tipo de apreciación sobre su trabajo, son los que más “auto-eficacia” mostraron.
4. Los directores de escuela, mexicanos, son los que más se quejan de que los problemas de aprendizaje se deben a la falta de preparación de los maestros y a la falta de personal de apoyo y asistencia.
5. Un aspecto importante: los maestros con mayor calificación académica son los que más participan en actividades de desarrollo profesional, lo mismo sucede con los que habitan en ciudades o poblaciones grandes. Esto significa que puede haber una política poco equitativa, para apoyar el desarrollo profesional de los maestros en peores condiciones académicas y socioeconómicas.
6. Los profesores de las secundarias mexicanas, plantearon como problemas importantes, poder desarrollar habilidades profesionales para tratar con alumnos con necesidades especiales de aprendizaje, y con estudiantes de origen cultural heterogéneo.
7. Los maestros mexicanos quieren más capacitación, a pesar de que, afirman, ponen dinero de su bolsa para hacerlo.
8. Los maestros mexicanos, al igual que los de otros países, creen que son un apoyo activo en el aprendizaje de sus alumnos; sin embargo, sus prácticas no se apegan a este principio didáctico.
9. Los maestros mexicanos sienten que son reconocidos en sus escuelas por su trabajo.
10. En general los maestros mexicanos presentan una buena actitud frente a las evaluaciones de su trabajo.
11. Los directores de escuela, tienden más hacia el liderazgo administrativo, que al académico. El desempeño de los maestros mejora cuando el director se inclina por un liderazgo más académico.
12. El personal de educación en México, está envejeciendo, aunque dentro de los parámetros internacionales.
13. México es el país donde las escuelas tienen menos autonomía.
A pesar del anuncio espectacular de los resultados del TALIS, creo que el estudio no aporta grandes novedades para México; deja en cambio, la impresión de que regresamos a los tiempos en que, el uso de las matemáticas, o la estadística, daban una excelente pinta de carácter científico a las investigaciones.
Nos hace bien vincularnos con la comunidad internacional; pero deberíamos mostrar los resultados de nuestras propias investigaciones, que considero, aportan más al conocimiento de la realidad en materia de enseñanza y el aprendizaje en nuestro país.
Por su parte, la OCDE, debería apoyar el desarrollo de equipos de investigación en México, para que, con fondos internacionales, realizaran investigación en nuestro país, que permitiera enriquecer con otros enfoques, los estudios internacionales. La observación del sistema educativo nacional, no puede hacerse como si se tratara de los índices de la bolsa de valores, que después de todo, ya vimos que pasó con ella, y qué suerte corren hoy sus economistas; pero sobre todo, nosotros.
Notas para el lector curioso:
Si deseara ampliar información al respecto, podría encontrar algo en los siguientes textos:
Ludwig von Bertalanffy. Teoría General de los Sistemas.FCE.1992.
CONACYT. Investigaciones en educación. CONACYT. 1978.
Alan Sokal/Jean Bricmont. Imposturas intelectuales. Paidós.1999.
Para el caso específico de TALIS, se puede consultar:
http://www.oecd.org/document/30/0,3343,en_2649_34487_43055902_1_1_1_1,00.html
* samaeldobeela@gmail.com
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