viernes, 11 de abril de 2008

DÍ NO A LA PROVOCACIÓN

Las hordas del orate de Macuspana tomaron la cámara de senadores y la de diputados el día de ayer. Este crimen contra la democracia en México, que toma como pretexto la defensa del petróleo deja algunas cosas claras:

1. El atentado lopezobradorista es una acción desesperada, muestra la falta de propuesta de este grupo sobre el tema de la reforma petrolera y su incapacidad para promover alianzas. Esto significa debilidad política y también que el único recurso que tiene Andrés Manuel López Obrador es el de la provocación.
2. El motivo principal del atentado es personal; tiene que ver con el profundo resentimiento de AMLO y su odio contra Felipe Calderón que se extiende hacia todo aquel que no acepte su deseo de ser presidente de la república. El objetivo del crimen es evitar a cualquier costo que sea debatida la propuesta de reforma calderonista. Como no tienen elementos para justificar una acción derivada de una motivación personal, las hordas del orate argumentan como los imbéciles: “hacemos esto porque el PAN, EL PRI y sus aliados, harán esto otro”. Es decir actúan adivinando un futuro que por su acción, ahora se torna improbable; pero que afirman posible. Es como el que sueña que su mujer lo engaña, porque diga ella lo que diga, siempre será posible; pero después de la golpiza que la dejó inválida, es en el presente poco probable. Llamo a esto, el análisis mesiánico concreto del futuro improbable.
3. El análisis mesiánico se vincula con una táctica de acción: organizar con una minoría política un golpe a las instituciones democráticas, o a cualquier iniciativa de gobierno y combinarla con una acción en las calles para dar la impresión de una supuesta acción popular. La estrategia a la que responde esta táctica es la de cumplir los deseos de Andrés Manuel López Obrador.
4. La puesta en práctica de esta paranoia política tiene un rasgo racional: se espera de ella anular cualquier acción de gobierno u obstaculizar la operación de las instituciones republicanas o en su defecto, dar lugar a una acción desesperada de las fuerzas democráticas que justifique después sus reclamos.
5. Los aliados del lopezobradorismo son una amalgama de grupos disímbolos: resentidos políticos del viejo régimen priísta que quieren encaramarse en el poder, para hacer lo mismo que hoy critican que harán sus contrarios; grupos radicales de una izquierda dogmática y esquizofrénica que hace a un lado sus principios con tal de que el provocador oficial le abra paso a la acción armada; por eso Andrés Manuel reza siempre su lema de no a la violencia, reivindicando el viejo dicho popular que dice: “Loco pero no pendejo”. ¿Hasta cuándo soportarán los grupos radicales ese dedo en su boca? Por último están los sin esperanza, esa masa amorfa de intelectuales, artistas, delincuentes y lumpens que constituyen la “base social” del realismo mesiánico.
6. Con lo anterior se cierra el círculo: el Orate desea, sus aliados practican el análisis mesiánico que convierte sus deseos en consignas y acciones políticas y las “bases sociales” inician la revuelta en las calles. Todo ello bajo esta lógica, si contaran con el apoyo del ejército, significaría un golpe de estado y la instauración de una dictadura.
7. El PRD, destrozado por sus pugnas internas y su incapacidad para conducir procesos democráticos, con una dirección formal secuestrada por Andrés Manuel López Obrador, ha muerto. Lo que veremos a partir de ahora será su cuerpo atado a un asta y movido por las tumultuarias manos de una turba que no podremos identificar.

Las fuerzas democráticas, entre ellas la izquierda mexicana, deben actuar con prudencia sin dejar de denunciar este atentado contra la democracia y las pretensiones del grupo de Andrés Manuel López Obrador.

Deben acordar una amplia consulta a la ciudadanía que abra el debate sobre el futuro de PEMEX y el destino de sus recursos. La decisión debe ser democrática pero también pragmática. El pueblo no puede esperar indefinidamente. Ante la trampa del realismo mesiánico de prolongar indefinidamente la discusión, deberán anteponer la urgencia de resultados.

Una acción violenta o autoritaria contra el orate y sus hordas, sólo contribuiría al logro de sus fines; pero abandonar la tarea de discutir la reforma de PEMEX y aplicarla, haría realidad sus deseos.

A Andrés Manuel López Obrador no le interesa México, ni siquiera le importa la suerte de sus eventuales aliados, sólo le preocupa la satisfacción de su ambición de poder. Además de el necesario análisis político, urge un estudio psiquiátrico que, en una acción humanitaria, nos permita devolverle la cordura a quienes hoy todavía siguen al loco de Macuspana.

No hay comentarios: