jueves, 10 de abril de 2008

EL CASO PEMEX

Queridos lectores, el siguiente texto lo publiqué el 2 de abril de 2008, antes de que Felipe Calderón enviara sus iniciativas de reforma al senado. Espero sus comentarios y en breve publicaré más sobre el tema.

Continúa el debate sin foro sobre lo que se debe hacer con PEMEX. El presidente Calderón presentó su diagnóstico y no sus propuestas para resolver el problema. El PRI no parece dispuesto a que las cosas cambien y el PRD vive prisionero de las locuras de Andrés Manuel López Obrador y de la corrupción política en su interior.

Coincido con Carlos Ramírez ( A Diario, 1º de abril) en que el problema de PEMEX no es sólo de recursos y tecnología, tiene que ver con otras cosas. Veamos:

En primer lugar debe ciudadanizarse la administración de la empresa paraestatal. Lo anterior significa que su consejo de administración debe estar integrados por mexicanos que representen a la sociedad civil y no al gobierno, un poco al estilo del IFE ( el histórico, desde luego). Si esto sucediera, dicho consejo podría designar al administrador de modo que éste presentara sus propuestas, metas para el año y su plan a mediano plazo para enderezar la situación. Aquí el asunto es que PEMEX funcione como una empresa de alto rendimiento. Si el consejo autoriza el plan y éste es ratificado por el congreso, se operaría bajo el mando del director de PEMEX y la supervisión del organismo ciudadano y desde luego, también del congreso.

Además de la ciudadanización de la administración, la cámara de diputados debería aprobar la operación de un programa de apoyo a las familias en situación de pobreza extrema para que recibieran un bono mensual de las utilidades de la venta de petróleo por cierto tiempo. Una parte del capital de PEMEX podría venir de la venta de acciones a la ciudadanía y con ello los mexicanos con ciertos recursos podrían recibir los beneficios de una empresa nacional, o hasta constituir una modalidad muy rentable de ahorro.

PEMEX pagaría sus impuestos, pero sus ingresos no irían a parar al erario público; sino una parte a la bolsa de los ciudadanos mexicanos en moneda constante y sonante, y el resto se aplicaría para reinvertirlo y así mejorar y elevar la productividad de la empresa. El sindicato petrolero sería entonces una organización al servicio de los ciudadanos y no al servicio del estado.

Para mí estos son los problemas que hay que resolver; si una vez hecho esto, PEMEX ciudadanizado se asocia, subcontrata o comparte utilidades con otras empresas públicas o privadas es lo de menos, lo importante es que le dé beneficios a la ciudadanía en dos sentidos: utilidades e inversión estratégica para la seguridad nacional, no para gasto corriente de la burocracia estatal.

¿Y el gobierno? Recibiría los impuestos o hasta empréstitos de PEMEX que estaría obligado a pagar de algún modo, que entre otros podría ser la reducción de los mismos impuestos.

Desde luego esta propuesta no le gustará al sindicato de PEMEX, ni al PAN, ni a Andrés Manuel López Obrador; pero no importa, lo importante es que le guste a la ciudadanía, porque PEMEX es o debiera ser de todos. ¿ O necesitamos para esto la mediación del Estado? Yo creo que no; su regulación, sin duda.

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