martes, 6 de julio de 2010

GANANCIAS Y PÉRDIDAS ELECTORALES

En su artículo “Sorpresa te dan los votos. . .”, publicado en Milenio y ADNSURESTE, Héctor Aguilar Camín afirma: “. . .independientemente de sus ganadores individuales, las elecciones de ayer pueden ser una derrota colectiva.”
Fueron, dice el escritor, un forcejeo entre los gobiernos estatales priístas y el gobierno federal panista, donde ambos metieron las manos. No hay ya un partido único en el poder, dice Aguilar Camín, pero persiste ese traslado ilegal de recursos hacia los candidatos de ambos bandos, con tal de inclinar la balanza electoral a su favor.
Ese acto ilegal, además de otro tipo de intromisión de gobiernos en los procesos electorales, que deberían ser libres de toda influencia externa, deslegitima los resultados de dichos procesos y crea las condiciones para que las protestas post-electorales, se conviertan en conflictos sociales.
Nadie está por tanto dispuesto a aceptar su propia derrota. Espero que no sea el caso en Oaxaca. Al menos Eviel Pérez Magaña ha declarado que reconoce, de algún modo, su derrota.
A pesar de los muchos temores, las elecciones para elegir gobernador, diputados y concejales municipales, transcurrieron en Oaxaca sin incidentes que lamentar. Este hecho por sí mismo es un logro. Aún y cuando no se han dado los resultados oficiales definitivos, Gabino Cué Monteagudo, se perfila como el virtual gobernador electo y por tanto próximo titular del Poder Ejecutivo en el estado de Oaxaca.

Hasta el conteo del 95.79% de las casillas, según el Instituto Estatal Electoral, la alianza gabinista contaba con el 50.15% de los votos, en tanto que Eviel Pérez Magaña del PRI-PVE, el 41.80%; es decir, los separaba una diferencia de 8.35 puntos porcentuales (Cfr.: http://www.prepoaxaca.org/), no parece haber lugar a dudas ni vienen al caso procedimientos judiciales. Corresponderá a los diferentes partidos realizar un balance del porqué de sus pérdidas o ganancias. En esta reflexión autocrítica, no faltará quizás, el argumento de: “el gobierno (federal/estatal) metió las manos. . .”, y de esto vendrán las conclusiones. En el caso de Oaxaca, ninguna de las coaliciones podrá, sin morderse la cola, esgrimir ese argumento; eso es lo lamentable de nuestra incipiente democracia.

Podría afirmarse que si la legitimidad democrática no se cumplió; conviene entonces anular las elecciones y convocar a nuevos comicios. No estoy de acuerdo. Seguir las consecuencias de lo anterior, nos llevaría a repetir una y otra vez las elecciones, porque los vicio intervencionistas se repetirán sistemáticamente, debido a que no se busca, en el fondo, representar al pueblo; sino poseer espacios de poder autónomos. Si no queremos regodearnos en el cinismo político, en Oaxaca, y tal vez en todo el país, es urgente una reforma de las leyes que normen los procesos electorales.

Podrán argumentar los abogados o legisladores que no hay necesidad de reformas legales o nuevas leyes, si las actuales se cumplen. Pero replico: el problema de la actual legislación es que tampoco en ellas se cumplió cabalmente con los requisitos de legitimidad democrática; es más bien el producto de acuerdos cupulares vergonzantes, para reducir los daños colaterales de la lucha entre grupos de poder. Podrán entonces ser normas técnica y procedimentalmente legales; pero al final ilegítimas.

Los criterios democráticos que se deben cumplir para que cualquier acuerdo, ley, proceso o estrategia, sean legítimos, son al menos los siguientes:

a) Los resultados a que haya lugar, deben darse con la participación de la mayoría de los afectados.
b) El proceso de participación ciudadana debe darse sin ningún tipo de violencia o influencia externa, sólo el uso de razones.
c) Debe garantizarse el mayor grado de simetría entre los contendientes o participantes.
d) La simetría debe estar definida y regulada por una norma que a su vez sea democráticamente legítima.
e) El resultado de un consenso logrado de esa manera, es por ley o por conciencia, obligatorio para toda la población.

Por eso, a la luz de lo planteado por Héctor Aguilar Camín en su reciente artículo, opino que para evitar que la actual jornada electoral signifique una derrota colectiva, el nuevo gobierno en Oaxaca, debe convocar, no sólo a una reforma electoral, sino a una reforma del Estado, que cumpliendo con los principios de legitimidad democrática, permita integrar a todos los oaxaqueños y vayamos con ello, erradicando los vicios que ahora nos hacen dudar hasta de nuestros propios logros.

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