jueves, 23 de agosto de 2007

PENSAR EN EL SER URBANO: EL PROBLEMA DEL TRANSPORTE

Samael Hernández Ruiz


En una reunión con el precandidato del PRI a la presidencia del municipio de Oaxaca, el licenciado José Antonio Hernández Fraguas, comentó acerca del problema de tránsito vehicular y de lo grave que puede llegar a ser si no se adoptan soluciones de fondo.

Comentó el precandidato que en la ciudad de Oaxaca circulan todos los días, aproximadamente 120 mil vehículos, mismos que al emplearse varias veces por sus propietarios, cuadriplicaban la intensidad del tráfico, lo que empeora la situación de conductores, pasajeros y peatones.

Si omitimos considerar los serios daños ambientales que produce el tráfico vehicular excesivo, nos quedan aún los daños que ocasiona a la vida y salud de las personas que habitamos, trabajamos o visitamos la ciudad.

¿Cómo resolver un problema que es complejo, porque además de combinar una multiplicidad de intereses responde ciertamente a una también variedad de necesidades?

Mi propuesta es que pensemos en las personas y dejemos de pensar en los vehículos. Con frecuencia los funcionarios públicos pretenden resolver el problema de la circulación de los vehículos y no las necesidades de transporte de las personas. En efecto, la creación de anchas avenidas, periféricos, pasos a desnivel, segundos pisos, estacionamientos, parquímetros etc., buscan solucionar el problema de la circulación de los artefactos y no el de las personas. El caso es que se confunden porque suponen que, al viajar personas en el interior de los artefactos, están resolviendo sus problemas: falso. Ninguna ciudad resolverá el problema de la saturación de las vías de circulación vehicular frente a un crecimiento incontrolado de esos artefactos, porque es física y matemáticamente imposible.

Si cambiamos el enfoque y pensamos en las personas, el problema tiene visos de solución. Habrá que suponer entonces que las personas se trasladan porque necesitan hacerlo, si no fuera así, no lo harían o lo harían con menos frecuencia. El punto clave entonces es reducir las necesidades de movilizarse de las personas, acortando las distancias de sus casas a los centros donde satisfacen sus necesidades. Con lo anterior, esperaríamos que la necesidad de transporte de las personas se reduciría en proporción inversa a la distancia a la que se encuentran los satisfactores de sus necesidades.

Un ejemplo quizás ilustre la propuesta: los padres necesitan llevar a sus hijos a la escuela, lo que los obliga a transportarse en un vehículo público o privado, si la escuela no está cerca de su casa, utilizarán sus vehículos al menos dos veces al día . Si las escuelas, mediante consenso, decidieran dar prioridad a la inscripción de los vecinos y cada colegio de la ciudad hiciera lo mismo, es probable que la circulación vehicular se reduzca.

Si hiciéramos lo anterior con todos los servicios públicos donde fuera posible este ejercicio de desconcentración, es aún más probable que la circulación vehicular se reduzca. Desde luego, el caso extremo de esta manera de resolver las cosas se observaría si nadie tuviera necesidad de salir de sus casas o barrios, entonces simplemente no habría circulación vehicular. Pero esto no es posible, de modo que siempre habrá problemas de circulación que resolver, pero ahora en condiciones diferentes.

No podemos lograr acortar todas las distancias y satisfacer las necesidades de las personas totalmente in situ; pero si diversificamos los tiempos en los que satisfacen o cubren sus necesidades, obtendremos un efecto similar. En otras palabras, que unos se queden en casa y otros salgan; pero no todos.

Las oficinas públicas tienen, a diferencia del sector privado, la posibilidad de reorganizar con menos problemas para las dependencias, los horarios de sus empleados. Si lográramos que las oficinas de gobierno tuvieran horarios escalonados de sus empleados, al menos reduciríamos la circulación vehicular excesiva en las horas pico. Si una medida similar se aplicara a algunas otras actividades comunes, podríamos tener el efecto parcial de no salir de casa.

Con lo anterior he querido dar sólo un ejemplo de lo que se puede lograr si pensamos en las personas y no en los vehículos.

Junto a estas medidas habrá que adoptar otras que involucrarán a los artefactos, me refiero a la creación de redes de transporte eficiente y eficaz. No hay que investigar mucho para darse cuenta de la falta que nos hace el ferrocarril en la ciudad. Hace tiempo el tren recorría las rutas de Etla a Zimatlán y de Oaxaca a Tlacolula, esas rutas ferroviarias han desaparecido y sería de gran utilidad rehabilitarlas y modernizarlas. ¿El costo? Tengan la seguridad de que es una buena inversión y que los gastos efectuados serán de sobra recuperados. Además, el ferrocarril tiene muchas otras ventajas además de no contaminar y de tener uno de los mejores índices de consumo de energía por unidad transportada.

Finalmente esas medidas deberán enmarcarse en un plan de desarrollo urbano a largo plazo diseñado para que la población viva mejor en una ciudad agradable, que por otra parte, ni siquiera es nuestra, sino de la humanidad toda.

domingo, 5 de agosto de 2007

Resurge la masoneria en Oaxaca

Estuvo de fiesta la masonería en Oaxaca este sábado 21 de julio. En efecto, después de un desayuno en el hotel Hacienda la Noria, quienes constituirían el capítulo Oaxaca del rito York, se dirigieron a la vecina ciudad de Ocotlán.

En este tranquilo y hermoso lugar de los valles centrales, se realizaron los trabajos para constituir el Capítulo Oaxaca de Masones del Real Arco, organización masónica del rito yorkino. Con la presencia de importantes personalidades del Gran Capítulo de los Estados Unidos Mexicanos como: el Dr. Carlos Quintanilla Yerena, El Dr. Sergio Fish Leather, del Maestro Alejandro Reyes Bravo, además del Maestro Andrés Sánchez Juárez, los trabajos se realizaron en el marco, previamente consagrado, de la excatedral de Santo Domingo Ocotlán, edificio hermosamente restaurado gracias a la incansable labor del maestro Rodolfo Morales, continuada después por su voluntad, por la Fundación que lleva su nombre.

El rito yorkino, considerado por los expertos como el más apegado a la ancestral tradición masónica, agrupa a un verdadero cuerpo de élite de los Hijos de la Viuda; quizás por eso, el Gran Capítulo de masones del Real Arco hayan decidido instalar en Oaxaca, estado en el que se vive un relajamiento de la masonería, un capítulo yorkino para reforzar esta noble tradición juarista.

No faltan quienes asocian la instalación de un capítulo del rito York con la crisis política que hoy vive Oaxaca al calificarlo un intento de las altas esferas de la masonería por sustituir con hombres de probada honestidad y capacidad a los desgastados clanes de la política local y evitar con ello que la ultraderecha se apodere de los espacios de poder o la ultraizquierda lleve a la ruina a Oaxaca y a México.

Los masones niegan enfáticamente que su orden tenga que ver con la política, las ansias de poder o con rituales inconfesables. Por el contrario, afirman que la Orden es una institución de hombres libres que ponen lo mejor de ellos al servicio de la humanidad, para lo cual se forman en una rígida disciplina, en la práctica de altos valores morales y en el constante ejercicio de su razón.

El general Antonio de León podría ser un ejemplo de lo anterior. Prohombre oaxaqueño del siglo XIX, fue el representante del rito yorkino en Oaxaca y quien impulsó su institución en el estado. Sin embargo, por alguna razón, fue el rito escocés el que se extendió en nuestro territorio, por eso los hoy nuevos Maestros de la Marca, piensan que la constitución de un capítulo yorkino establece un hito en la historia de la masonería en nuestra entidad al representar la continuación de la obra del general Antonio de León después de más de un siglo de impasse.

Después de sus trabajos preliminares, los miembros instituyentes del rito yorkino, fueron invitados a comer en la Casa Museo de Rodolfo Morales. Entre risas y comentarios alegres, los masones disfrutaron de las ricas viandas oaxaqueñas con ese inconfundible sabor ocoteco

El turismo recreativo puede no venir aquí por temor a los disturbios y por la mala propaganda que le han hecho al estado, decía uno de los comensales, pero nosotros los masones debemos estar donde más se nos necesita y ahora es Oaxaca.


Después de comer y escuchar las palabras de quienes los llamaban a continuar con ahínco los pesados trabajos de pase de un rito a otro, el grupo se retiró a su claustro y terminó sus trabajos cerca de la media noche.

Comenzaron a circular rumores de que fuerzas federales habían llegado a la ciudad de Oaxaca, de que los grupos extremistas de la APPO y la Sección 22 del SNTE se preparaban para sabotear las fiestas del Lunes del Cerro; se les preguntó que opinaban al respecto. Un alto dignatario masón comentó que lamentaban lo que ocurría en el estado; pero que la Orden no tenía ingerencia en la política, que su labor se orientaba en principio en fomentar la práctica de las virtudes. No nos apresuran ni las críticas ni las crisis, dijo, haremos lo que nos corresponde con un alto sentido de la responsabilidad para con nuestra institución y nuestros semejantes. En este momento nuestra tarea es fortalecer y apoyar a la masonería en Oaxaca. Es falso que seamos una élite, estamos abiertos a todos los hermanos, pero somos muy selectivos porque no queremos poner en riesgo el cumplimiento de nuestros compromisos.

Comenzaba a llover de nuevo en Ocotlán. Un cielo encapotado no dejaba ver las estrellas; pero un extraño brillo nebuloso iluminaba la noche como si miles de astros pulverizados incendiaran las nubes con su luz fría. Uno por uno los masones comenzaron a abordar sus autos tratando de cubrirse de la pertinaz llovizna.

Sonriente, me despedí de ellos con el brazo en alto. Sabrán cumplir con su cometido. ¡Qué así sea!, pensé, preparándome ya para volver a Oaxaca.