sábado, 12 de septiembre de 2009

RETROLIBERALISMO

Por lo que he leído, muchas opiniones coinciden en que el paquete económico enviado por el presidente al Congreso federal, no representa una solución a la crisis que vivimos, y yo estoy de acuerdo.

Me parece absurdo incrementar los impuestos a la población. Gravar el consumo sólo provoca la contracción de la demanda interna, ponerle impuestos a los depósitos bancarios desalienta el ahorro, establecer un impuesto general para ayudar a los pobres es de una redonda estupidez; ¿Pero, no se les ocurre otra cosa?

Es bien sabido que la expresión norteamericana del neoliberalismo, establece catorce puntos básicos: disciplina fiscal, reordenación del gasto público hacia campos- como los de atención a la salud básica, la educación primaria y la infraestructura- que ofrecieran simultáneamente altos rendimientos económicos y potencial para mejorar la distribución del ingreso, reforma fiscal, mediante la disminución de las tasas marginales y aumento de la base fiscal, liberalización de las tasas de interés, tipo de cambio competitivo, liberalización del comercio, liberalización de entradas de inversión extranjera directa, privatización de empresas y servicios del Estado, desregulación para eliminar barreras de entrada y salida del mercado, certidumbre en los derechos de propiedad, liberalización de cuentas de capital, monetarismo, economía supply-side ( oferta) y la reducción de la intervención pública a su mínima expresión.

Esta receta, pensada originalmente para negociar la reestructuración de la deuda externa de los países Latinoamericanos, sirvió después para saquear a la ex Unión Soviética y a los países en desarrollo. El gobierno del Presidente Calderón va más allá del Consenso de Washington. Cómo se llama a este tipo de política ¿Retroliberalismo?

Al parecer al gobierno panista no le dejarán sus adversarios otra salida, que recurrir a la deuda externa y poner en práctica una política económica distinta a la neoliberal y más distinta aún a la retroliberal. Por lo pronto, Calderón debería preparar sus argumentos para que el congreso le autorice que endeude al país y con ello termine por enterrar a su fallido gobierno.

En mi opinión debe ponerse término al dominio del capital financiero, reformando las leyes pertinentes, pero sobre todo aquella que regula la operación de la banca en el manejo de recursos crediticios. Bajar las enormes tasas de interés bancario y establecer normas que penalicen la usura; porque hasta ahora les han solapado sus raterías. Otra reforma urgente es la del artículo 123 constitucional y sus leyes reglamentarias, para proteger a los trabajadores de la rapiña y fortalecer a los tribunales de arbitraje, porque tampoco se desea lesionar a los empresarios.

La reforma fiscal es más que urgente, pero aquella que redistribuya la carga fiscal de manera equitativa; pues debe gravarse al trabajo, pero también al capital y deben establecerse estímulos para la productividad y el desarrollo científico y tecnológico para que se estimule la inversión.

Debe regularse la inversión extranjera directa, para que se acumule capital real y no se especule en la bolsa de valores o en los bancos. Deben fortalecerse las empresas productivas del sector social y el Estado reservar su intervención para proteger la independencia y soberanía de la nación, y procurar la seguridad pública, impulsar la equidad y garantizar la aplicación de la ley. No hablo de PEMEX, porque está sobradamente sabido que se necesita dar un impulso a la exploración de nuevos yacimientos y modernizar a esa empresa estatal.

Estos son algunos puntos que, espero, aparezcan en el debate que seguramente habrá en el congreso acerca de cuál debe ser la política económica a adoptar. El Presidente Calderón ya propuso la suya, los empresarios harán lo propio; me pregunto: y los sindicatos, las organizaciones campesinas, los profesionales de la economía, ¿qué proponen? Su silencio me preocupa, porque no quiero imaginar esos niveles de complicidad.

El señor Slim propone un programa de microcréditos, que funcionaría bien una vez que se estabilice la economía, ahora solo provocará endeudamientos.

Si llegáramos a ponernos de acuerdo todos en lo que hay que hacer, este es el momento para integrarnos en un gran frente nacional, que nos saque de la crisis y pactemos el desarrollo, profundicemos nuestra democracia y fortalezcamos a México como Estado-nación.

Sólo espero que los partidos políticos no lucren con la crisis y quieran sacar beneficios mientras la población se muere de hambre y el país entre en una espiral de violencia; porque entonces será tarde y el cambio, para bien o para mal, se impondrá por la fuerza.

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