jueves, 1 de octubre de 2009

CRISIS Y UNIVERSIDAD.

La crisis internacional que azota hoy a México, ya se ha comentado, es la peor que hemos vivido en nuestra historia contemporánea. Lo que no se ha dicho es que la dependencia en materia de conocimiento que sufre la mayoría de los países del mundo con respecto a unas cuantas metrópolis, nos llevará en breve, a una situación nunca antes vivida por la humanidad: la esclavitud científica y tecnológica.
Las instituciones de educación superior de un puñado de países del mundo, son las que producen más del 60% de los conocimientos que hacen posible la vida moderna. Las industrias de esos países, son los principales motores del desarrollo tecnológico del orbe. Fuera de los Estados Unidos de Norteamérica, Japón, Alemania, Francia y el Reino Unido, el resto de los países del mundo, aportan muy poco al desarrollo científico y tecnológico. En esto América Latina y menos aún México, nada tienen que ver. Nuestra esclavitud, científica y tecnológica, está pues garantizada.
Es preocupante darse cuenta qué poco se ha hecho para remediar la situación de México en materia de política del conocimiento y de desarrollo tecnológico; pero es alarmante percibir que lo que en el ámbito internacional es una notable concentración de la capacidad de producir ciencia y tecnología, en nuestro país se sufre, además, como una espantosa desigualdad: en estados como Oaxaca, la universidad autónoma intenta sobrevivir, manteniendo al mínimo sus servicios,
Las universidades públicas en México, están condenadas a la muerte por inanición si no actuamos de inmediato y entre ellas corren mayor riesgo las universidades que como la Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) sobreviven con un subsidio miserable. Hoy, más que en otros momentos de nuestra historia, salir de la crisis pasa por el apoyo a nuestras universidades y de éstas, a las que están en mayor riesgo.
Si evitar la esclavitud que propicia la ignorancia es tema estratégico para México, hacer justicia a los miles de jóvenes que desean realizar una carrera universitaria es impostergable: La ciencia no flota en el éter de la sapiencia, se encarna en profesionistas y hombres de ciencia; por eso, desarrollo y justicia van de la mano y en Oaxaca, si algo falta, es que se le haga justicia al pueblo de Benito Juárez y a la universidad a la que él dio origen y nombre.
Es abismal la diferencia de apoyos a las Universidades Públicas del Sur y Sureste de la República en relación con el resto del país, por citar un dato: la relación del costo por alumno en proporción al monto de la media nacional de las demás instituciones de educación superior, es inferior para los estudiantes de la UABJO, para lograr la equidad en este rubro se requiere un presupuesto anual de cuando menos mil 200 millones de pesos.
Al ser la UABJO, la universidad pública que absorbe al 60 por ciento de la población estudiantil en el Estado de Oaxaca, hace que el fenómeno del crecimiento poblacional evidencie la necesidad y urgencia de incremento del subsidio presupuestal; pero al mismo tiempo representa la justificación para rescatar programas de inversión a los sistemas productivos estatales que permitan la proyección y puesta en práctica de nuevas carreras en la UABJO, además de privilegiar la Investigación en todas las áreas y gestionar los campos clínicos en el ámbito nacional, para los estudiantes de medicina, con nuevas opciones educativas.
Hace unos días, en el senado de la república se promovió un punto de acuerdo solicitando recursos para la UABJO. El acto es intachable; pero la intención preocupa por lo que puede ser: un hecho que justifique una supuesta lucha por el incremento del subsidio que oculte un interés desestabilizador. La actual huelga de la universidad puede ser el inicio y es necesario que se tomen medidas ahora.
La UABJO no está condenada al fracaso, creo firmemente que existen soluciones que no se ha intentado construir; pero que no se pueden postergar. En nuestro sistema de universidades y principalmente en nuestra Alma Mater, centramos nuestra esperanza de que Oaxaca constribuya a que el país salga de la crisis y se reconozca el potencial que, en sus hombres y mujeres, encierra nuestro estado.

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