viernes, 11 de junio de 2010

METAFÍSICA Y FUTBOL

No soy un experto en futbol, decidí ver el partido entre la selección nacional de México contra la de Sudáfrica, más por compartir con mis amigos que por afición. Me gusta el futbol, en algún momento de mi vida lo jugué con entusiasmo; pero no soy un apasionado de ese deporte.Sin embargo, el juego mundialista del pasado viernes 11, merece algunos comentarios porque algunas cosas me resultan incomprensibles.
La primera de ellas es la confianza y virtuosismo con que comenzaron el juego los muchachos de la selección nacional, que contrastó con su aparente incapacidad para meter goles. Lo contrario de esta afirmación, vale para los jóvenes de la selección sudafricana. ¿Cuál es la relación entre el virtuosismo y la impotencia para hacer goles?
La segunda es el desconcierto que reinó entre el equipo mexicano después del primer gol que le metieron los sudafricanos y que resultó después en el gol del empate de la selección azteca. ¿Lo anterior significa que puede más la desesperación que el virtuosismo deportivo?
La tercerá tiene que ver con el papel que juega el director técnico en ese deporte: ¿Hasta dónde le está permitido sustituir conocimiento por afectos?
Por último la cuestión que plantea la reacción de la afición mexicana, que anhelaba el triunfo (66%: ForoTV), pero se conforma con un empate de sus jugadores y lo celebra. ¿Qué significa este conformismo deportivo?
Me parece que la respuesta a todo esto va más allá de lo que alcanzamos a percibir; por eso, para intentar algunas respuesta, me propongo realizar un ejercicio que vincule a la filosofía y al futbol. En un brevísimo resumen, reviso algunos postulados de la filosofía y los adapto al problema futbolístico para intentar establecer un marco de referencia que nos permita comprender, con mayor profundidad, el sentido de las preguntas formuladas.
Del idealismo:
Desde la filosofía hindú ( los vedas) se podría afirmar que en el futbol nada es lo que parece.: Un aficionado, viendo el partido comentó: “Qué bárbaro, los muchachos están desinhibidos, están jugando como si fueran locales.” Otro respondió: “pero si está clarísimo: no están jugando como europeos; sino efectivamente, como locales.”
Platón afirmaba que la realidad que vivimos, es un pálido reflejo del mundo de las ideas. En el futbol mexicano pasa lo mismo: la idea que tenemos de nuestra selección nacional, no corresponde a la realidad. Por otra parte, la ética de Kant podría explicar nuestra inhibición al intentar hacerle goles al contrario, pues su famoso imperativo categórico, palabras más, palabras menos, establece que no le hagas a tus semejantes lo que no quieras que te hagan a ti. ¿Será posible tal grado de eticidad (Hegel) en la conciencia de nuestros seleccionados?
La tesis central de Schopenhauer le queda como anillo al dedo al técnico de la selección mexicana: El mundial es mi voluntad y representación.
Y en ese sentido, siguiendo a Schopenhauer quien afirmó que el filósofo no es un terapeuta sino quien muestra al mundo tal cual es, Heidegger dio en el clavo cuando hizo posible plantear el problema del futbol mexicano como el del un Ser acotado por el Tiempo. No nos neguemos a la razón, el futbol mexicano debe reducir su existencia a los 90 minutos de juego: no hay pasado ni futuro después del segundo tiempo ni, mucho menos, comentario que valga sobre un juego que ya no existe.
Del materialismo:
La escuela materialista griega coincide con la última aportación del idealismo alemán, siguiendo a Heráclito podríamos afirmar que no se puede jugar un mismo partido dos veces. El que se juega es único y definitivo.
Por otra parte, la presencia de Felipe Calderón, presidente de México, ese día en el estadio de futbol, nos hace enfatizar lo que alguna vez afirmó Karl Marx: el futbol está determinado, en última instancia, por la estructura económica que lo sostiene, y yo agregaría: y por la constitución material, física y emocional de sus jugadores; poco se puede esperar en medio de una crisis.
Aunque en esto de jugar y meter goles, alguien, apoyándose en el último Althusser, podría argumentar que, fuera de todo discurso racional, vale la aleatoriedad materialista del balón, que sin importar la pulcritud técnica con la que se le patee, siempre jala para donde quiere.
Para terminar estas notas sobre una eventual metafísica del futbol mexicano, termino con algunos postulados derivados del giro lingüístico en filosofía, y comienzo por establecer la paradoja de los conjuntos, ya que la selección nacional es un conjunto de jugadores de futbol: todo conjunto auto-referencial encierra una paradoja, quizás ésta sea la razón profunda de que juguemos bien pero no metamos goles.
Ahora, parafraseando a Wittgenstein, podríamos afirmar que el Mundial es todo aquello que viene al caso; ¿vendrá al caso nuestra selección nacional? Es decir, ¿tiene algún caso que nuestro equipo nacional insista en lo que simplemente no puede ser?
Quizás muchos de nosotros estemos de acuerdo con que, en efecto, nuestra selección nacional no viene al caso en el mundial de futbol; por eso nos alegramos con un empate, porque al final de cuentas nos permite continuar soñando con lo imposible.
Podrían derivarse otras conclusiones de los postulados enunciados, me quedo por el momento con estos e invito al lector a que reflexione por su cuenta. Termino con un consejo de Sócrates: ante una aporía, léase: callejón sin salida, no hay mejor remedio que la ironía, yo agregaría y el buen humor. Disfrutemos del futbol, gracias, o a pesar de nuestra selección.

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