lunes, 22 de marzo de 2010

CÓMO SE FORJA UN COLOSO

Como es tradición, el 21 de marzo la clase política rinde homenaje al Benemérito de las Américas: Don Benito Pablo Juárez García; por su parte, el resto de la población, no participa o lo hace como mero espectador. ¿Por qué no convocar a los niños, jóvenes y adultos para que participen en el homenaje a Benito Juárez, pero de un modo menos acartonado?
El 21 de marzo debería ser un día de fiesta cívica en el que la población pudiera realizar actividades diversas: asistir a conferencias, lectura pública de algunos escritos juaristas, representaciones teatrales, foros de expresión ciudadana en radio, televisión, parques públicos, noches juaristas donde se combinen el baile ( que tanto gustaba a don Benito), concursos literarios y otras actividades recreativas. ¿Por qué limitarlo a los actos oficiales?
En cada pueblo, en cada colonia de los centros urbanos, debería invitarse a la población a celebrar el natalicio de Benito Juárez con una fiesta popular, además de los actos oficiales. Oaxaca tiene muchos grandes hombres, pero ninguno como Benito Juárez. En ese día de fiesta, por diversos medios, debería enseñarse a niños, jóvenes y adultos, las virtudes juaristas: honestidad, humildad, disciplina y trabajo, estudio, estricto apego a la ley y un gran amor a México, a su pueblo y a sus instituciones, por mencionar sólo algunas.
El día de festejar el natalicio de Juárez como he descrito aún no llega; pero el domingo pasado, se honró al Coloso de Guelatao con la asistencia de altos funcionarios públicos en la explanada principal de la Ciudad Administrativa, con un acto cívico que presidió el Gobernador Constitucional del estado: Ulises Ruiz Ortiz,
Después del homenaje a nuestra bandera nacional, el gobernador develó la monumental escultura en bronce de un Juárez sentado en la silla presidencial, investido con la toga del magistrado y señalando con el dedo índice el libro abierto de la ley. El autor de esa escultura es Moisés Cabrera Orozco (1939), arquitecto, pintor y escultor nacido en Juchitán, Oaxaca, cuya obra ha trascendido las fronteras de nuestro país.
La realización de la escultura requirió, además de un gran número de técnicos y fundidores, 4.5 toneladas de bronce de primera calidad. La escultura del Juárez sentado, mide 5 metros de alto y es quizás la más grande (junto a la de san Pablo Guelatao) que existe en México.
Pero el tamaño físico de ese coloso de bronce, quizás no sea lo más interesante, sino el tiempo en el que se hizo la escultura. Previo boceto y diseño artístico, mismo que sirvió para el Juárez de Guelatao, Moisés Cabrera hizo el nuevo molde, fundición, vaciado, armado y el montaje de la escultura completa en su zócalo, en ¡tres semanas!
A las dos de la mañana del 21 de marzo del 2010, el equipo de técnicos que auxilió a Cabrera Orozco inició la colocación de la escultura en la explanada principal de Ciudad Administrativa. Las labores se prolongaron durante toda la madrugada y parte de la mañana, porque a las nueve de ese mismo día, se le estaban dando los últimos retoques a la pátina de la escultura.
La obra fue trasladada de la ciudad de México, donde el escultor tiene su taller, a la ciudad de Oaxaca, para ello, fueron calculados todos los riesgos posibles, incluyendo los retrasos que pudiera ocasionar el tráfico o un eventual derrumbe en la carretera; la operación fue de una precisión casi militar, pues había el compromiso de entregar la escultura antes de la celebración oficial del natalicio del Benemérito de las Américas.
Develada la escultura del Benemérito, el gobernador del estado dio lectura a un discurso en el que, además de remarcar la grandeza de Juárez, fustigó a quienes desde el poder incumplen con el legado juarista, atentan contra sus instituciones y lo que es peor: traicionan a su pueblo. El mensaje llevaba destinatarios.
Horas después de la ceremonia cívica, Moisés Cabrera me confesó extenuado: “No vuelvo a aceptar un trabajo así, bueno. . . siempre digo lo mismo y termino aceptando un reto semejante.”
Además del valor estético de la escultura, hay que reconocerle al Ches Cabrera y a su equipo técnico, la increíble labor que han realizado. No me queda duda, hay muchas formas de honrar a Juárez, Moisés Cabrera Orozco, nos ha enseñado una de ellas.

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