viernes, 19 de marzo de 2010

EL MAGISTERIO Y LAS ELECCIONES

El 2006 los maestros de Oaxaca dieron muestra de lo que son capaces cuando tienen una política definida y un enemigo a vencer. En las elecciones federales de ese año, derrotaron al PRI y se llegó a pensar que este partido estaba en la bancarrota y que la transición política sería casi automática en el estado.
Las elecciones locales del año siguiente, el 2007, desmintieron las especulaciones: el PRI resurgió de su aparente postración y barrió con todo. ¿Por qué?
Independientemente de las teorías que se formulen para explicar ese fenómeno, lo que queda muy claro es que el aparato electoral del PRI nunca fue dañado; es probable que durante el 2006, la oposición no haya dejado trabajar a quienes operan esa formidable maquinaria, lo que no sucedió en el 2007. ¿Por qué si no, la Sección XXII del SNTE, no pudo o no quiso participar con la misma eficacia en el 2007?
Ahora, en las elecciones del 2010, la situación para la Sección XXII, es aún más compleja. En primer lugar no tienen un movimiento social que permita articular su acción hacia las elecciones, por eso la insistencia de apoyar al SME y la huelga nacional; en segundo lugar, la manera en como se estructuró la alianza que encabeza Gabino Cué, dificulta el eventual apoyo que el magisterio pueda darle, debido a la inclusión del PAN. Los grupos de izquierda en la Sección XXII, que finalmente le han apostado a la participación electoral, tienen dificultades para formular un discurso convincente para apoyar a la alianza gabinista.
Desde mi punto de vista, fue un error de la oposición al PRI incluir al PAN en la alianza. No beneficia al PAN, y sí perjudica a la alianza porque le resta votos de sectores sociales descontentos con el PRI local, pero también molestos con el PAN en la presidencia.
Aun y cuando dirigentes del magisterio traten de explicar que ahora su fortaleza reside en que se han erradicado viejas prácticas de corrupción, dudo que tengan la capacidad para incidir en las elecciones como lo hicieron en el 2006 y que por cierto, no les dio buenos resultados. El magisterio debe decidirse si juega el papel de un partido político o de un movimiento popular y abandona su cascarón sindical, o bien se resigna a seguir con su lucha gremialista.
Querer hacerla de todo desde la estructura de un sindicato, sólo los confunde y debilita. El sindicato no es una estructura que soporte la presión del campo político, ya se ha visto que su efecto más benévolo, fue incrementar la corrupción en las filas del movimiento sindical del magisterio. Ahora sucederá lo mismo a mayor escala.
Ganaría más la Sección XXII si participa en el campo de lo político desde su posición natural: la educación. Proponer cambios en el sistema educativo de Oaxaca, establecer compromisos serios con la administración pública, pero sobre todo, reconstruir su vínculo pedagógico con las comunidades marginadas de Oaxaca y con la sociedad toda, es una tarea que de realizarse comenzaría a limpiar su imagen.
Por lo pronto, algunos sectores del magisterio optarán por la abstención, otros, porque los hay, votarán por la alianza que encabeza el PRI, y quienes desde la izquierda se sumen y voten por Gabino Cué, tendrán que explicar en el próximo congreso político del magisterio, cómo desde su posición radical, le dieron apoyo al PAN que elevó los impuestos al pueblo, que ha militarizado al país, que firma acuerdos secretos con el imperialismo yanqui y que intenta reducir el liderazgo latinoamericano de Hugo Chávez.
Es posible que la respuesta sea: si Lenin se alió con Hitler para derrotar al zarismo en Rusia, ¿por qué se nos critica nuestra alianza con el PAN para derrotar a Ulises?
Mala respuesta. Hitler intentó, años después, destruir al primer país socialista de la historia. Sólo que él no logró sus fines, el PAN. . . quien sabe.

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